Como mencionamos, gracias a que las marchas feministas ganaron fuerza y participación en los últimos años, ha salido a la luz la necesidad urgente de abordar la desigualdad, discriminación y los problemas de violencia arraigados en la sociedad mexicana. De acuerdo al INEGI, las denuncias por violencia de género han experimentado un aumento significativo, lo que refleja un cambio en la percepción social y una mayor disposición para denunciar, visibilizarlo y para generar acciones que promuevan castigos justos a los victimarios.
Asimismo, el ámbito legal también ha sufrido cambios derivados de los movimientos feministas por el 8M. La aprobación de leyes más rigurosas y la modificación de las existentes para abordar la violencia de género han sido parte clave de este proceso. Como resultado, la ley ha establecido penalizaciones y procedimientos más rígidos hacia la violencia de género. Estas medidas legislativas son una prueba de la transformación que puede tener una sociedad y que abre paso a un cambio cultural concedido por la misma ley.
Otro cambio importante que nace como resultado de la búsqueda de la igualdad, es la reconfiguración de los roles de género, ya que en la sociedad mexicana, la mujer ha ido ganando terreno en ámbitos que eran "dominados" por los hombres.
Actualmente, la participación de la mujer en la fuerza laboral ha ido aumentando, así como su presencia en posiciones de toma de decisiones en los sectores público y privado. Esto representa un cambio en la percepción que tenemos sobre la mujer, pues el desafío de estereotipos y la visibilidad de mujeres exitosas en diversas profesiones marca un precedente para que las futuras generaciones encuentren aceptación y se logren eliminar las barreras que limiten sus posibilidades.
El impulso del movimiento feminista también ha llevado a una mayor conciencia sobre la importancia de la salud sexual de las mujeres. Las conversaciones en torno a la legalización del aborto han cobrado fuerza, desafiando normas arraigadas y generando debates sobre el derecho de las mujeres a tomar decisiones sobre sus cuerpos. La creciente apertura a discutir temas tabús impulsa una perspectiva más inclusiva y respetuosa de los derechos de las mujeres.
Por su parte, aunque la brecha salarial entre géneros ha ido disminuyendo, aún queda mucho trabajo por hacer. Desafortunadamente, uno de los puntos que impulsa a esta brecha es la mayor participación que tienen las mujeres en trabajo no remunerado, como tareas domésticas o cuidando de menores. Por eso, es importante que la igualdad comience desde casa, para construir mejores condiciones para todas y todos.